En el Campeonato Provincial de 1973 nos vimos las caras, nada más salir, cinco atletas, era un infierno porque cuando no tiraba uno tiraba otro y así los cinco sin tregua. Me salpicaba el sudor de la cara de los compañeros. Después llegaron los clásicos tirones y sólo quedábamos dos a media carrera, algo más del kilómetro cuatro, cuando salió un rebaño de ovejas. El otro justo pudo esquivarlo, pero yo llevé a una por delante con la consiguiente caída. Casi lo que más me jodió es que le vi volver la cabeza y me pareció que se rió, lo que me motivó para pillarle de nuevo en menos de 500 metros. Al final me consiguió ganar la prueba, entrando los dos en un pañuelo.
Campo a través, a campo traviesa (Hispanoamérica), pero vino el inglés y nos cambió el nombre a cros |
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